Cajón del Maipo (Baños Morales) Algo del paso de Charles Darwin

Muchos no lo saben, pero Charles Darwin pasó por este valle e hizo importantes notas en su diario. De esta forma él en 1835 describió a nuestro querido Cajón del Maipo, la geografía cordillerana, los valles del río Maipú (Maipo), la aduana, la minería y otros aspectos que caracterizaban y aún son parte de nuestra zona.
“Nos decidimos a atravesar el paso de Portillo. Al dejar Santiago, recorremos la inmensa planicie quemada por el sol donde se encuentra esa ciudad, y por la tarde llegamos al Maipú, uno de los principales ríos de Chile. El valle, en el lugar por donde penetra la Cordillera, está limitado a cada lado por montañas desprovistas de vegetación; y aunque muy poco ancho, es muy fértil. A cada instante se encuentran casas de campo rodeadas de vides, de manzanos y melocotoneros cuyas ramas se doblegan bajo el peso de magníficos frutos maduros. Al atardecer llegamos a la aduana, donde examinan nuestros equipajes; la frontera de Chile está aún mejor definida por la Cordillera que lo que pudiera serlo por las aguas del océano. Muy pocos valles se extienden hasta la cadena central, y las bestias de carga no pueden seguir ningún otro camino.
Hoy [19 de marzo] hemos rebasado la última casa habitada del valle. Desde hace algún tiempo las casas estaban ya muy espaciadas y, sin embargo, todos los sitios en que es posible la irrigación, el suelo es muy fértil. […] El nombre de torrentes convendría mejor a los ríos que corren por esos valles. Su lecho tiene una considerable pendiente y sus aguas presentan el color del lodo. El Maipú prosigue su curso furioso sobre grandes fragmentos redondeados, dejando oír un rugido semejante al mar. En medio del estruendo de las aguas que se rompen, se percibe distintamente, aun a gran distancia, el ruido de las piedras que chocan unas con otras, y eso día y noche, en todo el recorrido del torrente impetuoso. […]
Las montañas que bordean esta parte del valle tienen de 3.000 a 6.000 y hasta 8.000 piesde altitud; son redondeadas, y sus flancos están absolutamente desnudos. Por todos lados la roca es rojiza y las capas perfectamente distintas. No puede decirse que el paisaje sea bello; pero es grandioso y severo. Nos encontramos con muchos rebaños de ganado que algunos hombres conducen desde los valles más elevados de la Cordillera.Ese signo del invierno que se acerca nos hace avanzar quizá más de prisa que lo que conviene a un geólogo. La casa donde pasamos la noche está situada al pie de una montaña en la cumbre de la cual se encuentran las minas de San Pedro Nolasco. Sir F. Head se pregunta con asombro cómo ha sido posible descubrir minas en una situación más extraordinaria como la árida cima de la montaña de San Pedro Nolasco. […]
[20 de marzo] A medida que ascendemos por el valle, la vegetación se va haciendo extremadamente escasa; ya casi no se encuentran sino algunas flores alpestres muy bonitas. […] Al atardecer llegamos a una extraña llanura que se parece a una hoya y que es denominada Valle del Yeso. En ella se encuentran algunos herbazales desecados y vemos un rebaño de ganado vacuno errando a la ventura en medio de las rocas que lo circundan. El nombre de Yeso dado a ese valle proviene de una capa considerable (tiene por lo menos 2.000 pies de espesor) de espejuelo blanco, casi completamente puro, en muchos lugares de él. Pasamos la noche cerca de una cuadrilla de obreros ocupados en cargar mulas con esta materia, que es empleada en la elaboración del vino.
Charles Darwin. Viaje de un naturalista alrededor del mundo. Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 1951. pp. 368-374.

(Imagen) Una de las tantas postales que ofreció la ascensión al cerro «Rubillas» por la Ruta Baños Morales – bajando por Conaf (cerca de Aguas Panimávida).

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